El impulso de las energías renovables es una de las principales asignaturas pendientes de la economía catalana. Los datos del año pasado de Red Eléctrica Española (REE) muestran que la comunidad autónoma aportó sólo el 4,5% de la producción verde del mercado español, mientras que la potencia instalada apenas representa un 4,8%. Ambos indicadores sufren un empeoramiento relativo respecto a 2022. Pese al esfuerzo de la Generalitat por dinamizar el sector, su implantación está lejos de los registros del conjunto de España.
El sector en Catalunya crece mucho más despacio que en la totalidad del país. Durante 2023, la potencia instalada renovable en España ha aumentado un 8,8% respecto al año anterior y ya representa más del 60%. En total, se han incorporado 6.300 megavatios (MW) verdes, de los que casi 5.600 MW corresponden a tecnología solar fotovoltaica. Los datos de REE señalan que las renovables catalanas apenas aumentaron su potencia un 0,5%, hasta situarse en el 31% del total.
El sector catalán crece mucho más despacio que el del resto del país: 0,5% en el 2023 frente al 8,8%
En cuanto a la producción, Catalunya fue líder con 38.267 gigavatios hora (GWh), pero la energía verde sólo representó un 15,7%. En cambio, la mitad de la energía generada en España procedió de fuentes renovables. La generación de fuentes de origen sostenible sólo aumentó un 2,2% en contraste con la evolución del conjunto de España (+15,8%), lo que sitúa a Catalunya como la séptima comunidad autónoma por aportación. Además de la lentitud para incorporar nuevas fuentes de energía de origen sostenible, la producción catalana se vio afectada por la mala evolución de la hidroeléctrica, que sufre las consecuencias de la sequía. Fuentes del Institut Català d’Energia (Icaen) matizan estos datos al señalar que en el mix de la comunidad autónoma hay un fuerte peso de la energía nuclear, lo que distorsiona las comparaciones.
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En los tres últimos años, la Generalitat ha hecho esfuerzos para dinamizar el sector con medidas como el decreto de despliegue de renovables 24/2021. Sin embargo, todavía no se han recogido los frutos de la iniciativa. Hasta el momento, no se ha puesto en marcha ningún nuevo proyecto de eólica, mientras que los nuevos de fotovoltaica sólo suman 20 MW.
Actualmente, la comunidad autónoma tiene aproximadamente 4.600 MW en renovables, con 1.376 MW de eólica y 400 MW de fotovoltaica (sin tener en cuenta el autoconsumo), según estimaciones del sector. Los datos del mes de marzo de la Conselleria de Acció Climàtica señalan que hay proyectos de 1.650 MW de potencia autorizados y se están tramitando otros 2.206 MW, incluyendo los proyectos que autoriza tanto el Icaen como el Ministerio de Transición Ecológica.
Además de la lentitud para incorporar nuevas fuentes sostenibles, la sequía lastra la hidroeléctrica
Si se desglosa por administraciones, la Generalitat, encargada de los proyectos con una potencia inferior a los 50 MW, ha autorizado 1.650 MW y tiene en trámite 1921 MW. El Gobierno central, responsable de los proyectos de más de 50 MW, tiene 284 MW en trámite y no ha autorizado ni un solo parque de energía. Fuentes del Icaen señalan que la potencia instalada en Catalunya de fuentes sostenibles se situará por encima del 40% con los proyectos que ya han recibido aprobación
Desde la aprobación del decreto 24/2021, las empresas que más capacidad de generación han conseguido son Ignis Energy, propiedad de la familia Sieira y varios, (327 MW de solar), la firma alemana IB Vogt (148 MW de solar y 50 MW de eólica) y Solaria, controlada por la familia Díaz-Tejeiro (149 MW de solar). En tramitación, los que acumulan más MW son Forestalia, de la familia Samper Rivas, (215 MW de eólica y 84 MW de solar), Greencapital (172 MW de fotovoltaica), y Enel, matriz de Endesa, con 144 MW de eólica.
La cuestión urbanística, entre las causas del retraso en la implantación de renovables
Uno de los motivos que está retrasando la implantación de renovables en Catalunya es la cuestión urbanística. “La Generalitat ha creado una ventana única en el Icaen para agilizar la mayoría de trámites, pero las comisiones de urbanismo tienen su propio ritmo”, comentan fuentes de Unef. Sin la aprobación de urbanismo, las empresas no pueden obtener la licencia de obras final. Para poner en marcha un parque fotovoltaico, se necesitan 18 meses desde su aprobación.
El contexto actual tampoco ayuda al sector. Con los tipos de interés elevados, las compañías están teniendo problemas para financiar sus proyectos. Además, a esta situación se añade que este año los precios eléctricos han marcado mínimos varias veces por la fuerte producción de renovables, impulsada por la entrada de mucha energía fotovoltaica, cuya producción se concentra en las horas centrales del día.
“Además, la demanda eléctrica debería haberse incrementado un 5% anual y, por el contrario, estamos viendo una contracción”, señala el director general de APPA Renovables, José María González Moya. El sector confiaba en el crecimiento de la demanda por la implantación del vehículo eléctrico y la sustitución de calderas de gas por aerotermias y bombas de calor.
Existen varias explicaciones: una menor evolución de la transición energética en los vehículos y los domicilios, el aumento del autoconsumo, una mayor eficiencia o caídas de consumo industrial.
Preocupación en las empresas
El sector de las renovables muestra su preocupación por la velocidad con que se están implementando los nuevos parques de renovables. Las empresas reunidas en organizaciones como Eolicat o Unefcat ven muy difícil alcanzar el objetivo de tener el 50% de la potencia eléctrica de origen renovable en el 2030, tal y como establece el documento Prospectiva Energètica de Catalunya (Proencat). Para lograrlo, la hoja de ruta señala que se debe alcanzar una capacidad de producción de 5.000 MW de energía eólica y de 7.000 MW de fotovoltaica. “Para alcanzar esa meta, deberíamos instalar 633 MW cada año”, explican fuentes de Eolicat. La previsión de la organización patronal es que este año se incorpore una potencia de 57 MW. “En línea con las políticas de la UE, hay que favorecer la implantación de proyectos renovables: eliminar los cuellos de botella administrativos, asumir la presunción de interés público superior a los proyectos renovables, y plantear silencios positivos en la tramitación”, indican.
Desde Unefcat, la perspectiva también es muy negativa y apuntan que hace falta multiplicar por diez el ritmo actual para alcanzar el objetivo. “La Generalitat ha agilizado el sector, pero hay que tener en cuenta que para poner en marcha unas instalaciones fotovoltaicas se tardan 18 meses una vez has conseguido la autorización”, comenta.